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domingo, 16 de agosto de 2009

Un infierno que no olvidan y otro que les espera


José Luis Jara

Ana Lucia Espinoza Olazabal tenía mucho tiempo sin salir de su casa. No podía por una razón: sus brazos se encuentran apenas cicatrizando las quemadas que tuvo en la tragedia del 5 de junio.
Ella es maestra de la guardería y junto con otras educadoras se encuentran en proceso de rehabilitación de las quemadas en sus brazos. A ella le hicieron un vendaje especial para su curación en sus brazos, que apenas los puede mover.
Después de casi un mes y medio de aquel 5 de junio en que se incendió la guardería ABC, se animó hablar del caso. En todo este lapso, los testimonios de quienes sobrevivieron esa tormenta de infierno se han venido dando a cuenta gotas.
Ella recordó la historia. Eran las dos y media de la tarde cuando me encontraba con una de mis compañeras. Yo salía a las 2: 45 pero ese día me quedé haciendo la planeación y mi compañera me ayudaba a forrar los folders para ordenar los expedientes de cada uno de los niños.
Eran las 2:50 cuando estábamos con los folders y la planeación cuando de repente escuchamos el ruido de la alarma. Fueron dos veces las que sonó, pero en la primera nos quedamos mirando mi compañera y yo y nos preguntamos ¿será un incendio? Y cuando sonó por segunda vez nos levantamos y corrimos a la sala. Los niños estaban dormidos.
La puerta de la sala tiene vidrio de la mitad hacia arriba y en ese momento estaba todo despejado. Empezamos a levantar niños. Yo agarré a cuatro, porque esos pude agarrar, y cuando iba a levantar el tercero se empezó a filtrar el humo. Y cuando quisimos abrir la puerta se cimbró la sala, ya entonces estaba todo negro. Se veían los pedazos de la carpa, pedazos verdes, rojos, amarillos, quemándose
Agarré una colchoneta y me la puse en la cabeza para salir con los niños. No veía nada y gritaba porque no podía abrir la puerta para salir al recreo. La puerta de salida de servicio tenía el pasador en la parte de arriba. Lo quise abrir y se me cayó la bolita y aventé un madrazo porque pensé que nos íbamos a morir quemados. Pero le di un golpe al pasador y se abrió la puerta. En ese momento ya había gente que me ayudó con los niños
Cuando la maestra va a esta altura del relato, hizo un paréntesis para recordar que “según lo que me dijeron del peritaje, de esa puerta no salió nadie. Pero yo salí por allí”.
Luego siguió con el relato:
Cuando salí de la guardería empezamos a llevar a los niños a una de las casas de los vecinos para resguardarlos. Me dolían mucho los brazos y a mitad del camino les dije que ya no podía. Tenía los brazos quemados y recordé que faltaban más niños de mi sala. Había patrullas, bomberos, policías y recuerdo que cuando volteaba a ver a unos y otros, todo me pasaba como en cámara lenta.
En la casa vi a Luis Carlos, uno de los niños, que estaba quemado. Llegó un paramédico y me empezó a poner agua en los brazos y recuerdo que le dije “primero los niños”. En realidad no sabía qué tanto era el daño que tenía. Todo eso fue en 59 segundos. Luego se empezó a llevar a los niños a los hospitales y cuando me subieron a mí a una de la patrullas de la judicial, me llevé a Luis Carlos porque también estaba quemado
Nos llevaron al hospital CIMA y me di cuenta que la tragedia nos superó. En las camillas del hospital se trasladaban de tres, cuatro niños a la vez, con el 80, 90 por ciento de su cuerpo quemado.
El personal del CIMA me pidió que los apoyara en la identificación de los niños. Pude decir algunos nombres y apellidos. Ellos los escribían en un papel que lo colocaban en los píes de los niños calcinados. Todavía no niños fallecidos, hasta al rato que me llamaron para identificar a una niña. No pude reconocerla y todavía la tengo muy grabada en mi mente.
La maestra Ana Lucía es una de las pocas educadoras que no pudieron ir a las terapias sicológicas que le ofrecieron al personal de la guardería.
Existen varias maestras que se encuentran incapacitadas por la clínica 36 del Instituto Mexicano del Seguro Social.
De acuerdo a uno de los diagnósticos del IMSS, las educadoras sufren de trastornos de efecto postraumático por el incendio de la guardería.
El diagnóstico médico dice que “se puede decir que ha aumentado los grados de confusión y desorientación parcial. El tiempo de reacción les impide que reanuden sus actividades ya que aún persiste el pánico al imaginarse volver a tomar y atender a un niño.
El problema que ahora enfrentan las empleadas de la guardería ABC es que la empresa las quiere liquidar con mucho menos de lo que les corresponde, de acuerdo a la Ley Federal del Trabajo.
Les dijeron que acudieran por su liquidación a la Junta Local de Conciliación y Arbitraje. La cantidad que les establecieron a todas por igual, es el pago de 3 meses y 12 días.
De alrededor de 50 empleadas de la guardería, alrededor de siete han aceptado el, ofrecimiento. Son maestras que tenían unos meses laborando. Pero el resto del personal, donde existen algunas empleadas que tienen 6, 7 hasta 8 años laborando en la guardería.
Las maestras ofrecieron una rueda de prensa para denunciar la liquidación que les quieren dar los dueños de la guardería. Denunciaron que se viola la ley, que se pretende liquidar a personal que está respaldada con una incapacidad médica expedida por el Seguro Social.
Por ello reclaman 3 meses de salario, más 12 días por aguinaldo, los 20 días por año laborado y una gratificación de 20 mil pesos.

martes, 11 de agosto de 2009

Sufren de terror nocturno los niños que sobrevivieron tragedia de guardería ABC



José Luis Jara

El Instituto Mexicano del Seguro social no quiere reconocer los daños que sufren los niños que inhalaron humo en la guardería ABC en la tragedia del pasado 5 de junio.
Los tratan como si fueran “pacientes sanos” y les alegan que si sus hijos no están “chamuscados”, mejor que ni se paren por el seguro social.
Los relatos que vertieron Fabiola Domínguez, Vanesa Gutiérrez y Eloísa Orozco son por demás escalofriantes.
Ellas son madres de niños que se encuentran afectados por el humo que inhalaron cuando se encontraba el incendio en la guardería ABC. Son alrededor de 41 niños que tienen registrados con problemas pulmonares. Los padres de estos niños se organizaron para enfrentar los gastos que deben realizar en el tratamiento de sus hijos, cuyas edades se encuentran en uno, dos años.
Para el IMSS son pacientes sanos. Por ello les niega el derecho que les asiste por ser víctimas de un incendio en una guardería subrogada por esta dependencia.
Sin embargo, al decir de las madres de algunos niños, sus pequeños ahora han sufrido consecuencias pulmonares, por el humo que inhalaron cuando se encontraban en la guardería.
Los problemas que ahora tienen, aseguraron, son desde inflamación de pulmones, hipertensión pulmonar y cardiaca, los pequeños aprovechan escasamente el oxigeno, arrojan flemas y algunos arrojan sangre por las narices por las mañanas.
Son historias que cuentan. Historias como de la niña Laura Fernanda, que a su año y nueve meses sufre problemas pulmonares y problemas de terror.
Fabiola Domínguez contó los hechos con el deseo de saber dos cosas en estos momentos: cómo y cuándo sacaron a su hija. La otra saber quién fue la maestra que la saco. La primera para saber el tiempo que su pequeña Laura inhaló el humo. Y la segunda, para agradecerle por salvar a su hija.
A la niña la sacaron inconsciente, pero no presentó ninguna señal de problemas. Fue a los diez días en que la niña empezó a mostrar problemas de taquicardia. Le mandó hacer unos estudios y los resultados fueron alarmantes para Fabiola. Le diagnosticaron problemas cardiacos. Se la llevaron a México, al hospital siglo XXI del IMSS donde le hicieron estudios de tomografía, resonancia magnética, encefalogramas, electrocardiogramas. Ellos alegaban que en tres meses la niña sanaría. Sugirieron que se hiciera un estudio mental de la niña porque la pequeña Laura presentaba conductas de agresividad, de violencia, una conducta muy diferente que los médicos del Seguro Social aseguraban que la niña padecía problemas postraumáticos.
La señora Fabiola, joven y que se ha arrojado con todo por la salud de la niña, recordó que a raíz de la tragedia, la niña ha presentado terrores nocturnos.
Los médicos en México dijeron que la niña iba a estar bien. Sólo que los médicos de salud mental del Hospital Siglo XXI le expusieron el panorama de otra manera.
Ella recordó las explicaciones del caso de la siguiente manera: “Uno como adulto manifiesta sus problemas de salud atendiendo al doctor, porque ya sabe el camino. Pero los niños no tienen conocimiento de eso y manifiestan sus problemas de salud con comportamientos agresivos, porque su organismo está fallando y lo manifiestan con terrores que le pueden ocasionar paros respiratorios.
Bajo este panorama, la madre de Laura no se explica la razón del Seguro social de minimizar el problema que tienen los niños y niñas.
-¿Cuál?
-La atención médica de mi hija no ha sido por el seguro social. Toda su atención se ha dado por el Hospital Infantil (HIES) porque el seguro social me ha dicho que mi hija no está afectada porque no está quemada.
A los 15 días de la tragedia, llevó a su hija al seguro social porque en el hospital infantil le recomendaron que fuera bueno que la niña tuviera un expediente por las responsabilidades del seguro social.
Fue al IMSS y le dieron una cita hasta dentro de un mes. Esa fecha se cumple este 10 de agosto. Pero las atenciones que ha requerido la pequeña Laura, las han obtenido del HIES. Ha llevado a su hija hasta tres ocasiones en la semana a este hospital y en el seguro social, apenas le pusieron una cita este 10 de agosto.
La entrevista con Fabiola, madre de la pequeña Laura, se dio en una de las actividades que realizaron los padres de los niños que quedaron afectados por la inhalación del humo en el incendio de la guardería Fue en la hamburguesada que realizaron el 9 de agosto en uno de los parques de la ciudad.
En medio del ánimo que le imprimen al evento, la madre del niño se puso sincera. No te voy a mentir, dijo. Esta hamburguesada se organiza para apoyar en los gastos que realiza cada padre para la atención de su hijo.
Ella y los padres de alrededor de 41 niños que sufren por problemas pulmonares se han organizado desde el momento en que el IMSS catalogó a sus hijos como estado de salud sano.
Para ellos, esa respuesta obedece a un interés político.
Por eso, se han dedicado a realizar actividades porque quieren que una institución médica del extranjero les realice un diagnóstico médico a sus hijos, porque quieren un estudio que no entre en las esferas de los intereses de los gobiernos mexicanos, trátese del estatal o federal, porque ellos han politizado el problema.