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miércoles, 11 de enero de 2017

Ya basta Peña Nieto





Por todo el país, los mexicanos están dando muestras de una voluntad inquebrantable: no al gasolinazo. Y de acuerdo con las consignas que se gritan por todos los rincones del país, la conciencia política ha llegado al grado de exigir Fuera Peña.
Y más que todo, lo que es evidente, es que, en este circo del gasolinazo, los mexicanos también han manifestado, y en ello están convencidos, de que el presidente mexicano está mintiendo en los motivos para aumentar el precio de la gasolina, el diésel y, en general, de los combustibles.
Peña dice que el factor internacional es el que influyó para este incremento. Incluso tuvo la desvergüenza de preguntar si qué queríamos, programas sociales o gasolinazo.
Pero si nos vamos a la realidad, y en Sonora y en toda la frontera de México con Estados Unidos, sabemos muy bien que el precio de la gasolina en el vecino país, anduvo en los seis pesos por litro. De hecho, todos los mexicanos nos enteramos que Pemex abrió una expendedora de gasolina, donde el litro lo está dando en ese precio.
Si partimos de esta realidad y seguimos con otra realidad, en la que el precio de la gasolina de Estados Unidos fue de siete pesos, es la que fundamentalmente influye en el precio de la gasolina en México, por la sencilla razón de que la gasolina que consumimos se importa de ese país, por lógica del precio internacional, la gasolina en México debería haberse dado más barata que en la que nos la vendieron.
Peña Nieto afirma que, si no hubiera aumentado el precio de la gasolina, hubiéramos perdido recursos públicos porque se hubiera tenido que mantener el subsidio de este combustible. Habla de 200 mil millones de pesos.
Pero déjeme decirle una cosa al señor presidente: no sea tan mentiroso en este aspecto, porque el gobierno no subsidió el precio de la gasolina. Quien subsidio y pagó por ese combustible fuimos los mexicanos, porque allá, en Estados Unidos se compró a 7 pesos y los mexicanos la pagamos a más de 13 pesos por litro.
A final de cuentas, la historia del gasolinazo, es una historia de mentiras presidenciales, donde el único objetivo es que la bola de zánganos políticos, encabezado por el mismo Peña y su familia, pretenden mantener los privilegios de vivir como si fueran reyes de un país súper desarrollado.
Desde el sexenio criminal de Felipe Calderón se habló de la construcción de una refinería, con el fin de satisfacer la demanda de gasolina en México. A pesar de que se consideró un leve paliativo por las grandes necesidades del país, ese proyecto nunca se llevó a cabo. El único plan que pusieron en marcha estos gobiernos, del PAN y del PRI, fue el de saquear a Pemex. Desmantelarlo fue su meta final, para supuestamente demostrar que era un elefante blanco que se debería privatizar.
El espíritu privatizador, es el causante de esta crisis. Y Peña Nieto, lejos de enderezar el rumbo, sigue cometiendo las mismas peñejadas que lo han caracterizado.
El cinismo presidencial está en todo su esplendor. Toca a la población mexicana, romper con esa dinámica suicida. Y las muestras de ello, ya están a la vista. Desde Tijuana hasta Veracruz, de Chiapas, Oaxaca a la ciudad de México. Por toda la frontera mexicana, por todos los rincones del país, el despertar social es una realidad más que elocuente.

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